WhatsApp alberga una gran cantidad de pornografía infantil
Una ONG está alarmada por el uso de WhatsApp como medio de comunicación y plataforma de pornografía infantil. La encriptación de extremo a extremo protege a los usuarios que desean ser discretos. Cientos de miles de cuentas siguen siendo eliminadas cada semana gracias a la IA, pero esto aún no es suficiente.
Según una investigación llevada a cabo por la ONG india Cyber Peace Foundation, WhatsApp se ha convertido en la herramienta preferida para intercambiar y alojar contenidos de pornografía infantil, informa el diario indio The Economic Times en un artículo descubierto por BFMTV. La aplicación de mensajería instantánea de Facebook alberga decenas de grupos privados con cientos de miembros activos, lamenta.
WhatsApp: el cifrado impide detectar contenidos ilegales
«Ante el peligro que supone operar en las zonas habituales de tráfico, los proxenetas recurren a Internet. Es posible que nuevos actores se aprovechen de esto para intentar ganar dinero», se preocupa la ONG. La encriptación de extremo a extremo es una de las características más populares de WhatsApp. Pero hace casi imposible el trabajo de los moderadores y los usuarios son libres de compartir lo que quieran. Hace unos días supimos que WhatsApp se utilizó como medio de propaganda nazi en Alemania.
«WhatsApp presta mucha atención a la seguridad de los usuarios. No toleramos ningún contenido relacionado con el abuso de menores», reaccionó un portavoz de la aplicación. «Nos basamos en los datos a los que tenemos acceso, como la información vinculada a un grupo de chat, para detectar y prohibir las cuentas sospechosas de enviar o recibir pornografía infantil», explicó.
Por cierto, se dice que WhatsApp banea 2 millones de cuentas cada mes. Además de los contenidos ilegales, como la pornografía infantil, se rastrean el spam y las noticias falsas. El 75% de las eliminaciones están automatizadas y no requieren ninguna intervención humana, según indicó WhatsApp en una conferencia celebrada a principios de 2019. Una hazaña que ha sido posible gracias a la IA y al aprendizaje automático. Pero que aún no son suficientes para controlar todo.
